domingo, 13 de febrero de 2011

¡Qué florezcan mil flores!


“Nos quieren hacer creer que somos muy poquitos”, Dijo Cristina en una de sus tantas frases épicas  que grafican, con la mayor claridad, lo que sentimos quienes militamos por ella. Cada palabra de Cristina nos llena de ánimos y ganas de militar más, mientras que al otro lado, vemos un discurso de odio misógino, ecos de aquel “maten a la yegua”, hoy somos cada vez más.
Debemos seguir el ejemplo de Cristina, jamás censuró una canallada en su contra. Mientras ellos atacaban con odio, Cristina respondía con más trabajo, amor y esa inteligencia que le sobra. Hoy los odiadotes tienen un vacío conceptual que les impide armar un frente confiable que pueda llegar a pelear al oficialismo. Tanto odio les impidió pensar. Un odio sin un fundamento claro, ya que no le molestaba nada de lo que decían que les molestaba, no eran las carteras, ni los zapatos, ni el peinado, ni que se vista con distinción. El odio se debía justamente a lo que el gobierno hizo bien, a la ley de medios, a las políticas de desendeudamiento, a no reprimir protestas sociales. Así se podría enumerar infinidad de logros del gobierno que irritan a esos odiadores.
Usaron todas las armas posibles, desde sus conglomerados mediáticos, libros lanzados en potencia pintando de mafia a todo lo que lleva el apellido Kirchner, y, en el colmo de su odio, llegaron a ir a golpearle las puertas al FMI y pedirle que, por favor, sancione a la Argentina.

Hoy ya no pueden negar lo que está a la vista. Miles de jóvenes identificados con el proyecto militan incansablemente y pacíficamente: ¡Que florezcan mil flores! Néstor nos marcó el camino, dejó una huella profunda en nuestros sueños y probó que con el amor se puede vencer al odio.

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